¡Buenos y
calurosos días!
Debéis entender
mi entusiasmo estival, en Andorra, la “idea” de verano consiste en ponerte el forro
polar hasta las doce, camiseta hasta las tres, chubasquero hasta ocho y vuelta
al forro polar… Con esta olita de calor, podemos creer que el verano existe!
Freno mi
entusiasmo estival para contaros una cosita que vamos a hacer todas este
veranito para poder afrontar el mes de septiembre con una valiosísima
información que nos ayudará a ponernos de lo más guapérrimas.
Abrid bien esos
ojazos:
Hace
aproximadamente 100 añitos de nada, Helena Rubinstein (sí, la misma) fue a
primera en clasificar los distintos tipos de piel. Supongo que Helen debía
organizarse para la fabricación de sus productos y quiso dar un pasito más allá
de la crema hidratante universal, especializando la cosmética y siendo un
poquito más meticulosa (mujer tenía que ser…) Helena estableció en ese momento
cuatro tipos distintos de piel:
SECA, GRASA,
COMBINADA Y SENSIBLE
Pasado un
siglo, la cosmética ha avanzado una barbaridad y los productos que se ofertan
están dirigidos a un amplísimo abanico de tipologías dérmicas (aquí estáis
flipando con mi dominio del argot cosmético…) Cualquiera de nosotras, pobres
mortales, que ose penetrar en el universo de una perfumería de tamaño medio,
puede sufrir un ataque de epilepsia con un solo vistazo a las estanterías. Yo
misma he llegado a experimentar auténticos agobiazos a la hora de elegir una
crema hidratante. Esto nos lleva a la clasificación Baumann, otra señora muy
apañada que ha ampliado la antigua clasificación de los 4 tipos de piel a 16
tipos combinando los siguientes parámetros:
Piel grasa /
piel seca
Piel sensible /
piel resistente
Piel pigmentada
/ Piel no pigmentada
Piel tersa /
piel con arrugas
Como veis, hay
mucha tela que cortar y lo ideal sería acudir a un dermatólogo para que hiciera
una valoración exacta de tu tipo de piel pero, si sois como yo, que no voy al
oculista hasta que abrazo una farola, podéis hacer este test que he “tuneado” y
dividido en cuatro para que no os dé una pereza estival tremenda contestar a 64
preguntas así, sin anestesia.
Es importante
hacerlo bien, es un test bastante minucioso, por lo que algunas preguntas puede
que debáis planteároslas, incluso hacer una pruebita, por ejemplo:
“Después de
lavarte el rostro, si no aplicas crema hidratante, protector solar, tónico,
polvo, u otro producto; al pasar dos o tres horas, tu frente y tus mejillas se
ven / las notas”
Os
aconsejaría que, en las preguntas que no tengáis muy claras, hicierais la
prueba para contestar lo más fielmente posible porque, ya que os tomáis la molestia,
lo mejor sería que el resultado fuera de lo más exacto.
Click aquí y podéis
descargar la primera parte del test que consta de 11 preguntas y os permitirá
posicionaros entre piel SECA o GRASA.
Llegados a
este punto, puedo adelantaros que, en septiembre y después de los estragos que
el exceso de sol y las altas temperaturas causan en la piel, vamos a preparar (¡¡¡¡¡TACHAN!!!!!)
una rutina de belleza post-veraniega de lo más natural y accesible. Será muy
útil saber exactamente qué tipo de piel tenéis para saber qué productos y
tratamientos son los más adecuados. Vaya por delante que todo lo vais a poder
preparar en casa y os vais a gastar nada y menos en ingredientes (así que vía
libre para inflarse a cañas y tapeo)
¡Agarrad el
boli y a testearos la piel ahora mismito!
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