¡Hola Jaboneras!
Hoy os quiero hablar del último milagro obrado en mi humilde
hogar:
Resulta que, además de ser lista, simpática y resultona,
tengo el virus del herpes simple (pero simple solo el herpes, eh?)
Las que estéis en mi misma situación, sabréis cuan molesto a
la par que asquerosito es que te salga una llaguita en la boca cada vez que tus
defensas se ponen en huelga. He probado todos y cada uno de los parches, cremas
y demás pontingues que han querido venderme en la farmacia: Zovirax, Aciclovir,
Compeed calenturas y otros parches igual de caros y menos eficaces, etc. Y esta
vez me que quedado como la carita esa del Whatsupp con los ojos como platos, os
cuento:
Estoy cambiando la dieta hace un par de semanas, desde el
mes de diciembre no como carne ni pescado pero últimamente me he decidido a
bajar de peso y cuidarme mucho, muchísimo. Supongo que a raíz de la cantidad
ingente de fruta y verdura que ingiero, mi cuerpo serrano queríase revelar en
la forma en que suele hacerlo para dar por saco (una calentura en tos los
morros)
El viernes de la semana pasada empecé a notar esa tirantez
labial que precede a la muy puñetera (sí, sí, esa que vosotras sabéis…) En esas
andaba yo quejándome al estilo hija: “joooooooooooooder y ahora me va a salir
una calentura… (morrito triste y puchero)” y MaryJabones madre me dice: Nena,
prueba con el aceite de árbol de té, verás qué bien va. Aquí debo confesar que,
la mitad de remedios que me aconseja mi sabia y sacrificada madre, pasan por un
periodo de pasotismo total hasta que no me queda más remedio que probar para
más tarde reconocer que sí, que lo que sea va de coña…
Esta vez debí estar iluminada o poco combativa y le dije que
sí, que trajera lo que fuera, que estaba hasta las narices. La verdad es que el
aceite de árbol de té huele bastante fuerte, como a madera, pero la ventaja
es que no tienes que ir por ahí con un parche que se te despega a la mínima o
con un pegote de crema blanca que te acabas chupando a la que te descuidas. El
aceite de árbol de té es incoloro y solo hay que ir mojando la zona cada vez
que te acuerdes. Yo he utilizado un bastoncillo de algodón, pero se puede usar
un pincelito pequeño, teniendo la precaución de lavarlo cada vez que se usa.
Y aquí, se obró el milagro ¡Tachán!
La calentura no pasó de su primer estadio, a base de
humedecerla, se fue difuminando y la tirantez fue disminuyendo. En un par de
días ¡había desaparecido!
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! (felicidad suprema)
A partir de aquí, he leído más sobre este milagroso producto
obtenido a partir de la destilación de las hojas de un árbol (o arbusto)
procedente de Australia y he descubierto que tiene infinitas propiedades todas
ellas muy interesantes. Os diré para las que tengáis hijos y/o mascotas que es
mano de santo con los piojos y las garrapatas (ahí es na…) y además un arma
mortífera contra el acné.
También os advierto de que hay que tomar las precauciones
lógicas, tales como: no ingerirlo, que no entre en contacto con los ojos,
usarlo sólo por vía tópica, y en la mayoría de ocasiones diluido, y si entra en
contacto con los ojos, lavar con abundante agua. Lo razonable, vamos…
Lo podéis encontrar en:
Jabonariumshop: 15ml a 2,86€
Granvelada: 30ml a 6,80 €
The Body Shop: 10ml a 8,50 € (además, tienen una línea
cosmética basada en este aceite)
Cebanatural: 30ml a 6,95 €
Inkanat: 15ml a 8,50 €
El herbolario de la esquina y creo que incluso en Mercadona
lo tienen.
Personalmente, las
Marys compramos bastante en Granvelada porque tienen muchos y muy buenos productos,
además el envío es rápido y eficaz y, vamos, que estamos encantadas. Pero
vosotros podéis hacerlo donde os salga de la peineta.
Pero, eso sí, probadlo porque os va a alucinar. Y aquí es
donde debo decir: Si mamá… cuánta razón tenías…
¡Hasta muy pronto!
Volveré con cositas muy interesantes que estamos planeando...